08/04/2002-
Premios Nobel Iberoamericanos
Octavio Paz.
"Soy hombre: duro poco
y es enorme la noche.
Pero miro hacia arriba:
las estrellas escriben.
Sin entender comprendo:
también soy escritura
y en este mismo instante
alguien me deletrea."
***
"Es en la madrugada
quiero decir adiós a este pequeño mundo,
único mundo verdadero.
...
Quisiera decir adiós a estas presencias,
memoria de mañana,
pero tengo miedo que despierten
y me digan adiós."
María
L. García- DI / Marie-Jo
Trianin esposa de Octavio Paz (1914-1998) desde 1969 dijo de él:
"¡... gracias a Dios no es un santo!." Cuando una persona
de esta talla muere se suceden las hagiografías, pero seguro que
no habría sido esta la manera en que un hombre como él desearía
ser recordado, sino más bien como la persona que si mira al cielo
es para sentir su infinita pequeñez: "Alcé la cara:
arriba también habían establecido campamento las estrellas.
Pensé que el universo era un vasto sistema de señales, una
conversación entre seres inmensos... "Cuál sería
esa palabra de la cual yo era una sílaba? "¿Quién
dice esa palabra y a quien se dice?" Así reza en su cuento
"El ramo azul".
Octavio
Paz sentía su pequeñez porque quería saberlo todo,
"... no he sido Don Quijote... pero quiero, como él, morir
con los ojos abiertos". Por esas ansias de saber fue un viajero infatigable,
conoció desde la España de la guerra civil en 1937 hasta
Japón y la India de 1962 como embajador de su país en estas
naciones asiáticas, y por esas ansias de saber adquirió
una cultura enciclopédica por la que el más reciente premio
Cervantes, Guillermo Cabrera Infante recordó que fue uno de los
pocos genios que conoció. En su cuento "Un aprendizaje difícil"
asegura que "los beneficios de la educación se prolongan durante
toda la vida y, a veces, aún más allá de su término
terrestre."
Pero a la vez era un hombre sanguíneo. El escritor Francisco Ignacio
Taibo I dijo que "Paz adquiría ribetes de basilisco si se
contradecían sus argumentaciones y apenas refrenaba la ira cuando
a los demás no concedía razón alguna y así
mismo se concedía toda." El fuerte carácter se le mostró
públicamente en los años cuarenta cuando estuvo a punto
de llegar a las manos con Pablo Neruda, por entonces cónsul de
Chile en México, después de que, en una cena en su honor
en el Centro Asturiano de la ciudad de México, el chileno elogiara
su camisa blanca "más limpia que tu conciencia".
Para completar su personalidad cabe señalar su sensibilidad, sus
poemas lo constatan y corrobora la profunda depresión en la que
entró al ser presa del fuego su biblioteca. En los viejos apartamentos
del paseo de la Reforma guardaba no sólo sus libros, sino los heredados
de su abuelo, un indigenista a ultranza enamorado del zapatismo y hombre
culto que le enseñó a amar la literatura y la revolución
como si de un todo se tratara. En Reforma tenía además los
cuadros de sus amigos Juan Soriano, Gunther Gerzso o Roberto Matta y los
recuerdos acumulados tras sus viajes.
El pensamiento político del autor de "Laberinto de Soledad"
es la historia de una evolución. En 1937 viaja a España
invitado al Congreso Internacional de Escritores Antifascistas; conoce
el drama de la guerra civil y fracasa en su intento por alistarse en el
Ejército como comisario político; vuelve a México,
luego Estados Unidos y en Francia vive los años posteriores a la
Segunda Guerra Mundial.
Los años apagan sus entusiasmos revolucionarios. Desde 1950, cuando
se comprueban los campos de concentración rusos y la masacre de
miles de personas, se aparta de la izquierda latinoamericana. En 1951
escribió: "La legislación soviética prevé
el "trabajo correctivo"... en colonias agrícolas e industriales...
la pena por "trabajo correctivo" por sentencia o acuerdo administrativo,
no es sino una manera de legalizar la explotación por parte del
Estado." Y en "El ogro filantrópico" añade
que si bien existen semejanzas entre el régimen stalinista y el
nazi hay diferencias entre ellos, "la hipocresía y la demagogia
del stalinismo eran de orden más sutil... era un biombo cómodo
para engañar a la clase obrera y adormecer la vigilancia de los
intelectuales y los rivales en la lucha por el poder."
En su ensayo "Poesía e Historia" critica la poesía
de inspiración política de Cesar Vallejo, Rafael Alberti
y Pablo Neruda. Se manifestó abiertamente contra la política
de la Unión Soviética, la Cuba castrista y la Nicaragua
sandinista. Más recientemente fue muy criticado su posicionamiento
progubernamental en el conflicto zapatista; esta postura levantó
ríos de tinta en su país, sin embargo, parece haber sido
olvidada a juzgar por la despedida que su pueblo le ha tributado.
Paz fue un hombre lúcido de cultura enciclopédica (en broma
solía decir su amigo Sergio Sarmiento que sabía más
de dos cuartillas sobre cualquier tema), de fuerte carácter, defendía
sus posturas con ardor, viajero incansable, de claras ideas políticas
y sobre todo un gran poeta, un gran ensayista y un gran crítico
literario.
Voz
de los textos
"Toda vuelta a la tradición lleva a reconocer que somos parte
de la tradición universal de España, la única que
podemos aceptar y continuar los hispanoamericanos. Hay dos Españas:
la cerrada al mundo, y la España abierta, la heterodoxo, que rompe
su cárcel por respirar el aire libre del espíritu. Esta
última es la nuestra. La otra, la castiza y medieval, ni nos dio
el ser ni nos descubrió, y toda nuestra historia, como parte de
la de los españoles, ha sido lucha contra ella. Ahora bien la tradición
universal de España en América consiste, sobre todo, en
concebir el continente como una unidad superior (...). Por lo tanto, volver
a la tradición española no tiene otro sentido que volver
a la unidad de Hispanoamérica."
(de "El laberinto de la soledad")
"La extrañeza que provoca nuestro hermetismo ha creado la
leyenda del mexicano, ser insondable. Nuestro recelo provoca el ajeno.
Si nuestra cortesía atrae, nuestra reserva hiela. Y las inesperadas
violencias que nos desgarran, el esplendor convulso o solemne de nuestras
fiestas, el culto a la muerte, acaban por desconcertar al extranjero."
(de "El laberinto de la soledad")
"Yo
me abismaba en mi lectura
rodeado de prodigios y desastres:
al sur los dos volcanes
hechos de tiempo, nieve y lejanía;
sobre las páginas de piedra
los caracteres bárbaros del fuego:
las terrazas del vértigo;
los cerros casi azules apenas dibujados
con manos impalpables por el aire;
el mediodía imaginero
que todo lo que toca hace escultura
y las distancias donde el ojo aprende
los oficios de pájaro y arquitecto-poeta."
(de "Mi casa, mi gente, mi tierra")
....................................................................................................
|