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Diálogo Iberoamericano

Núm. 14 / marzo-abril 1998. Pág. 26

Destacados avances en la prevención de lluvias torrenciales

Rosa Martínez (Universidad de Barcelona). Estudiar los episodios de lluvias torrenciales y analizar estadísticamente la información termodinámica y pluviométrica de las precipitaciones que afectan el área mediterránea constituyen las directrices básicas del Grupo de Análisis de Situaciones Meteorológicas Adversas (GAMA), que coordina la profesora Carme Llasat en el Departamento de Astronomía y Meteorología de la Universitat de Barcelona. El grupo forma parte del programa Floodaware, promovido por la Unión Europea para mejorar la gestión, la prevención y el pronóstico del riesgo de inundaciones y así poder paliar los efectos. Este grupo de la UB fue el único en toda España que formó parte del programa europeo STORM, desarrollado entre el 1992 y el 1994 y centrado también en el tema de las grandes avenidas de agua y las inundaciones en los países del área mediterránea.
Carme Llasat es autora de la única monografía que se ha publicado hasta ahora sobre el fenómeno de la gota fría y coordina a escala internacional el tema de las lluvias torrenciales en el proyecto Alpine Mediteranean Hydrology (AMHY), enmarcado dentro del programa Flow Regimes from International Experimental and Network Data (FRIEND) de la UNESCO. Su libro "Meteorología agrícola y forestal en Cataluña: conceptos, estaciones y estadísticas", publicado en 1997 por el Departamento de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Generalitat de Catalunya es un auténtico compendio sobre esta materia particular y incluye, entre otros datos, la primera recensión completa de las estaciones metereológicas catalanas y la caracterización agroclimática de Catalunya más completa elaborada hasta el momento.
En el mismo Departamento de la UB, el catedrático Jeroni Lorente coordina una grupo integrado en el proyecto europeo Development of Advanced Radar Technology for Application to Hydrometerology (DARTH), que tiene como objetivo aplicar la metodología avanzada de los radares en la hidrometeorología, especialmente en el campo de la predicción de lluvias intensas. Participan los profesores Angel Redaño y Bernat Codina, responsables respectivos del proyecto Meteo 96 de predicciones meteorológicas a tiempo real y coordinador del servidor de información meteorológica InfoMet. Dentro del ámbito de estas investigaciones, es de destacar el papel del nuevo radar meteorológico de la UB, inaugurado el pasado mes de mayo, que constituye el único en toda España dotado de un sistema de polarización dual para mejorar la detección de pedriscos y precipitaciones. Estos investigadores también participan activamente en RIBAMED, una línea de investigación sobre riesgos naturales relacionados con grandes avenidas de agua en el continente europeo.
Referencia: Dpto. Astronomía y Meteorología. Carme Llasat. Tlf. 34-(9)3-4021124


Malaria, enfermedad que persiste en México y Guatemala

Para México y Guatemala, la malaria sigue constituyendo un problema de salud. Por ello, las facultades de Medicina de la UNAM y de la Universidad de San Carlos de Guatemala iniciaron una colaboración para ofrecer soluciones viables para erradicar esta enfermedad.

Roberto Velasco Corona (Universidad Nacional Autónoma de México). El arribo de los españoles a tierras americanas no sólo trajo consigo el catolicismo, el trigo o los caballos. Los colonizadores y los esclavos africanos que llegaron posteriormente, estaban infectados con plasmodios, parásitos que producen una de las enfermedades más dañinas para la humanidad: la malaria o paludismo.
Las cifras oficiales en México reportan entre 6 y 7 mil los casos anuales de malaria, aunque para el Dr. Filiberto Malagón, jefe del Laboratorio de Malariología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), las condiciones de miseria y los precarios servicios de salud existentes en diversas entidades sugieren que los casos sean muchos más.
Hace algunos años, a partir de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, se llevó a cabo una intensa campaña de erradicación en la que se empleaban insecticidas para matar al mosquito anófeles, el cual transmite los parásitos al momento de picar. Aunque se anunció un éxito rotundo, permanecieron algunos focos activos en comunidades de las costas del Pacífico. Desde estos sitios empezó a dispersarse la enfermedad nuevamente. La malaria, enfermedad asociada con la pobreza, persiste en el cincuenta y ocho por ciento del territorio mexicano, principalmente en los estados del sur y sureste.
Ante el fracaso de estas medidas, el Laboratorio de Malariología de la Facultad de Medicina inició estudios para contribuir al control de la enfermedad. A lo largo de cinco lustros, los investigadores universitarios han analizado los factores que intervienen en la propagación de la malaria y han puesto a prueba diversos postulados científicos sobre la enfermedad.
Un primer intento consistió en elaborar una vacuna que resultó inviable, debido a que se encontró que los plasmodios no dejan huella en el sistema inmune de las personas. Desde entonces, las investigaciones se han centrado en la relación que mantienen los parásitos con sus huéspedes y las formas de transmisión. A pesar de que los estudios más actualizados sostienen que sólo a través del piquete del mosquito anófeles es posible parasitarse, los especialistas de la UNAM demostraron que la infección podría adquirirse por vía oral: tras introducir sangre de un ratón infectado en el aparato digestivo de otro sano, observaron que éste último adquiere la enfermedad.
Al cultivar los parásitos en el laboratorio, los malariólogos universitarios encontraron coccidias, organismos que antecedieron en la escala evolutiva a los plasmodios y que se creía que habían desaparecido hace miles de años. Lo más interesante de este hallazgo es que las coccidias pueden transmitirse por vía oral, debido a que su desarrollo se da en el aparato digestivo. Si aún se encuentran libres en la naturaleza, pueden ser agentes infecciosos que no han sido considerados en los estudios científicos desarrollados a nivel internacional.
Otro de los planteamientos hasta ahora incuestionables es el de que las especies de plasmodios son específicas para aves, reptiles, monos y el hombre, y no pueden transferirse de unos a otros. "Esto es un acto de fe", comenta el Dr. Malagón, ya que nadie ha comprobado que esta transmisión interespecies no pueda darse por formas coccidiales, por vía oral.
De esta manera, el Laboratorio de Malariología lleva a cabo investigaciones para profundizar en el conocimiento de la relación entre el parásito y los huéspedes, así como para descartar teorías que permanecen inalterables hasta el día de hoy y que pudieran impedir la erradicación de este padecimiento.
Colaboración con la Universidad de San Carlos de Guatemala
La malaria es un problema de salud pública importante en México y Guatemala, por lo que las facultades de Medicina de la UNAM y la Universidad de San Carlos de Guatemala han establecido contactos para realizar proyectos de investigación conjuntos. Para el Laboratorio de Malariología resulta de especial interés estudiar la riqueza de especies de plasmodios que habitan en el país centroamericano.
La Universidad de San Carlos de Guatemala, por su parte, está desarrollando proyectos de investigación y formando recursos humanos capacitados en el área. Para realizar ambas tareas, consideran importante el aporte de los investigadores de la UNAM. Precisamente, entre los aportes de la institución mexicana a la Universidad de San Carlos se encuentra la elaboración de un colorante para identificar plasmodios en el microscopio. Ante la falta de colorantes de calidad para llevar a cabo esta tarea fundamental dentro de la investigación, los académicos del Laboratorio de Malariología lograron, desde hace varios años, sintetizar uno con las cualidades necesarias.
Asimismo, ambas instituciones de educación superior tienen el interés de desarrollar investigaciones que coadyuven al control de esta enfermedad y a la formación de recursos humanos en el área.
Fuente: Boletín Intercambio Académico, DGIA, UNAM, núms. 94/95 enero-febrero, 1998.


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