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Diálogo Iberoamericano

Núm. 14 / marzo-abril 1998. Pág. 16

2001 odiseas de la información: La cultura de la información en las artes narrativas

Tomás Saorín (Universidad de Murcia, España). Lo que sucede en las películas es mentira. Los libros se contradicen unos a otros. Y sin embargo nuestra cultura, últimos ciudadanos del siglo XX, está hecha de lecturas y, sobre todo, de cine. Aunque el sistema educativo intente hacernos perder el gusto por la fábula narrativa, por el entusiasmo de la lectura (libresca o audiovisual) no podemos negar que sabemos cómo son los elefantes gracias a las películas de Tarzán, que sólo hemos visto un alud en la tele, que Drácula es más que una sombra.
Así pues, podría ser interesante preguntarse por la cultura de la información, la moda milenaria, que se proyecta en las pantallas de los libros o los cines ¿Cómo son los ordenadores, esos muebles inteligentes, en las películas? ¿Qué nuevos documentos se proponen? ¿Existe Internet? Y reconocer qué formas adquiere la cultura de la información en el imaginario colectivo. Para responder a estas preguntas, primero hace falta tiempo y luego agudeza mental. Mientras esto llega, conformémonos con entresacar aquí algunas escenas de películas y algún fragmento de libros.
Así como hay todo un género de películas en torno al automóvil y la carretera, desde hace unos años no se puede hacer un film taquillero sin un poco de realidad virtual por aquí, una conexión a Internet, un ordenador central con las fotos de todos los ciudadanos calvos mayores de 27 años, y demás parafernalia informativa. El ordenador del cine, y por extensión cualquier sistema de almacenamiento de información (archivo, biblioteca, fichero) suele tener un papel de decorado impactante. Se repiten infinitamente las mismas escenas: los pasillos entre las estanterías, las bibliotecarias rancias y con malaspulgas, las claves de acceso denegadas, los cursores parpadeando con el nombre del malo, las cuentas bancarias con cuatro ceros de más, ¿No se hecha un poco de menos un tratamiento serio de las implicaciones sociales de la emergente sociedad de la información? La angustia que subyace a muchas visiones apocalípticas provocadas por la manipulación informática, puede ser una manifestación de la mediatización tecnológica de la vida, del conocimiento. Las máquinas digitales han ocupado un lugar en la sociedad, y no hay vuelta atrás. Si les interesa esto, se recomienda la lectura. El género de ciencia ficción hace tiempo que ha tratado profundamente, evocadoramente diría si pudiera, muchos de los problemas socio-técnicos que se plantean, y muchos apenas entrevistos. El proyecto más rimbombante podría ser el de biblioteca galáctica de Isaac Asimov en sus "Fundaciones" o de David Brin en "Marea estelar", sin embargo el punto de referencia para la ciencia ficción de tema informativo es la reciente obra de William Gibson. El universo creado en la novela "Neuromante", donde desarrolla un futuro basado en la biotecnología y el ciberespacio, formulado de la siguiente manera, "El ciberespacio. Una alucinación consensual experimentada diariamente por billones de legítimos operadores, en todas las naciones, por niños a quienes se enseña altos conceptos matemáticos... Una representación gráfica de la información abstraída de los bancos de todos los ordenadores del sistema humano. Una complejidad inimaginable. Líneas de luz clasificadas en el no-espacio de la mente, conglomerados y constelaciones de información. Como las luces de una ciudad que se aleja..." El universo donde la información es como una quinta dimensión que envuelve y se percibe formando estructuras multidimensionales, "un ajedrez tridimensional que se extiende al infinito". Cualquiera no está preparado para ser un "vaquero de consola", se requiere un entrenamiento y unas capacidades altamente desarrolladas para afrontar el impacto de la entrada en un mundo virtual de información, regido por otra mecánica. Hay todo universo violento y confuso, lejos de los ingenuos efectos beneficiosos de las autopistas de la información que propugnan los popes. (Mr. Darwin tendría aquí otro capítulo para las teorías de la selección natural).
Desde otro punto de vista, desde un Buenos Aires de hace mucho tiempo, se podría decir que el ciberespacio es la elaboración tecnológica de la definición de Borges para el Aleph, "el lugar donde están, sin confundirse, todos los lugares del orbe, vistos desde todos los ángulos", un punto situado, por un azar incomprensible, en el sótano de una casa bonaerense. En el Aleph todos los actos ocupan el mismo punto, sin superposición y sin transparencia, en un diámetro de dos o tres centímetros está el espacio cósmico sin disminución de tamaño. "Cada cosa (la luna del espejo digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo". Es tan inefable la visión del ciberespacio que cuando consultamos cualquier sistema informático en la realidad, nos parece miserable, rígido y escasamente potente. Estamos tan mal acostumbrados. Aún busco una escena que plantee problemas de planificación informativa. Cuando el alto mando del FBI necesita unos datos, siempre existe la base de datos, multimedia, con sonido. Jamás he oído que el general al mando diga: "Lo siento, no disponemos de esa información, aún están pendientes de automatizar los registros. Si se espera unos días quizá localicemos los antecedentes del psicópata que está intentando acabar con el planeta". ¿Imaginan la inversión necesaria en contenidos informativos para dar servicio a tantos sistemas de información de cine?

Unas cuantas películas
--Ciencia ficción
Además de marcianos y naves espaciales, la comunicación, los ordenadores y los robots tienen algo que decir. "2001 Odisea en el espacio" (1967). El famoso ordenador HAL tiene un arrebato consciente y se le va la olla. Hay con señalar que habla como un psicoanalista, y que su esférico ojo rojo asustaría a Sandokán.
"Johnny Mnemonic" (1995), película señera del Ciberespacio, en una sociedad sucia, mafiosa y con implantes biotecnológicos de baja calidad. El audaz navegante del ciberespacio se juega la vida en la red.
"Tron" (1982) ¿Se imagina estar dentro de un ordenador, dominado por la arbitraria e inclemente Unidad Central de Proceso? Dictadura fosforescente.
--Piratas informáticos.
¿Dónde se ha visto una película sin su juguetón informático outsider, que penetra en los ordenadores del Pentágono. Eternos adolescentes, "Juegos de guerra" (1983). Un jovencito busca juegos en la red, y casi inicia la tercera guerra mundial.
"Los fisgones" (1992), un grupo de revienta sistemas tiene que rizar el rizo. Los buenos son tan buenos informáticos que se conectan incluso a través de una bolsa de patatas fritas. Elegante y divertida.
--Superagente con conocimientos de informática.
La selección de personal en las últimas hornadas de películas de superagentes secretos, requieren unos conocimientos de informática bestiales. Están de capa caída los gadchets analógicos. "Goldeneye" (1995), el informático, además de corrupto es un cretino. Bond, James Bond, no teclea jamás. Mientras él hace un agujero en el suelo del vagón con el láser de su reloj, ella localiza a los malos en la red. Además, el complot para dominar el planeta no es un arma atómica o química. Tan solo es borrar toda la información electrónica del planeta. Guerra informativa.
"Misión imposible" (1996), en los Foros de noticias de internet localiza al maquiavélico quintacolumnista. El correo electrónico siempre funciona. Ejemplo admirable del trabajo de equipos multidisciplinares: Violar los sistemas informáticos de seguridad del edificio, acrobacias para teclear en la terminal, matón de apoyo logístico.


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