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Diálogo Iberoamericano

Núm. 13 / enero-febrero 1998. Pág. 13

Las migraciones y el medio ambiente

Helmut Knolle. Unvs. Nacional de Colombia y del Quindío.

Una historia universal de la relación del hombre con el medio ambiente, sería un aporte muy valioso de las ciencias humanas a la conciencización del hombre moderno, de lo frágil de su progreso. Escasos, pero importantes aportes científicos se han realizado por parte de historiadores como Alfred Crosby, que en su libro "Ecological Imperialism" (1986), aborda el factor ecológico en la expansión de occidente, especialmente en relación con el desplazamiento que las especies domésticas europeas causaron sobre las especies autóctonas en las zonas de colonización, haciendo énfasis en que los europeos a partir del siglo XVI, ya eran capaces de transformar el medio ambiente, aminorando su necesidad de adaptarse -, pero este privilegio es precisamente una de las raíces de graves problemas ecológicos en todo el mundo, como quiero demostrar en este artículo.
La primera colonización de América
Los ancestros del Homo sapiens sapiens vivían en tierras tropicales, con abundancia de plantas y animales comestibles. Un cienmilenario proceso de migración llevó a la expansión de la especie a través de toda la tierra firme del planeta. Para todos los grupos humanos era absolutamente necesario, so pena de perecer, adaptarse a ambientes distintos al habitado regularmente ; en el desarrollo de estos procesos de adaptación, se utilizaron recursos renovables exclusivamente, y se estableció un equilibrio estable entre el hombre y el medio ambiente.
El hombre "primitivo", es decir, el recolectar y cazador, no es sino una especie más dentro de un ecosistema estable y complejo. Desde el paso a la agricultura, el hombre asume un rol especial dentro de la naturaleza: empieza a transformar el ecosistema, tratando de eliminar especies que están en competencia con las especies domesticadas y/o con las que sustentan la existencia de éstas. Además, la agricultura expone periódicamente la capa arable a la acción del sol y la lluvia, mientras la ganadería puede conducir a una explotación excesiva y destructora de la capa vegetal, sobre todo en zonas áridas y montañosas. Estos factores conllevan el peligro de una degradación irreversible del medio ambiente (erosión del suelo, desertificación. Sin embargo, la agricultura tenía rasgos diferentes en el viejo y el nuevo mundo. En la América precolombina no se conocía el arado- el maíz se sembraba con el palo de cavar, lo que disminuyó mucho el peligro de erosión. Además, una ganadería al estilo de los pueblos pastores del viejo mundo, no existía, ni era viable en la América precolombina, que carecía casi completamente de especies domesticables, excepto el bisonte y el guanaco de los Andes meridionales, que dio origen a la llama como único animal de carga, y a la alpaca, como productora de lana( Enciclopedia británica, 1961).
A pesar de lo mencionado anteriormente, el agricultor precolombino no tenía que renunciar al consumo de proteína animal, pues en México y el territorio de los mayas, se aplicaba una combinación ingeniosa de agricultura y piscicultura: las "chiampas", las cuales eran campos de cultivo elevados, con zanjas intercaladas, en las cuales vivían peces comestibles, cuyos excrementos hacían aun más fructífero el lodo con el cual se abonaban los cultivos agrícolas.
En el altiplano del Perú, se cultivaban campos elevados con zanjas intercaladas, para evitar el efecto de las heladas nocturnas, y en las vertientes de los Andes, se habían construido terrazas para evitar la erosión del suelo. En síntesis, la agricultura precolombina no era, de ninguna manera, inferior a los métodos agrícolas introducidos e impuestos por los españoles.
Ya antes de los cambios causados por la industrialización, la agricultura había incidido dramáticamente en el medio ambiente en Europa, sin embargo, el suelo, las aguas, la flora y la fauna se mantenían en un equilibrio estable. Esto se explica por factores como el sedentarismo, el clima templado, los ciclos equilibrados de los nutrientes, el mantenimiento de las reservas forestales y la estabilidad demográfica. El comportamiento de estos factores, han contribuido a establecer un equilibrio ecológico que no ha sido alterado sino por el uso exagerado de abonos químicos, insecticidas y herbicidas en este siglo.
La segunda colonización de América
Mientras la migración prehistórica de los primeros hombres habitantes de América, era una migración exclusiva de seres humanos, la migración de los europeos, que empezó en 1942, era una migración de hombres, plantas, animales y microorganismos. La historiografía pro-española celebraba la introducción del arado, el trigo y el ganado europeo, y hasta un autor imparcial, como Germán Arciniegas, describió el "entusiasmo de un pueblo", cuando brotó la primera rosa en un huerto de Lima. ¿Pero era realmente benéfica la introducción de tantas especies? ¿Se ha mejorado con esto la alimentación del pueblo? ¿Cuánto vale la presencia en América de una rosa, comparado con el exterminio de innumerables especies autóctonas y la introducción involuntaria de millares de especies no deseadas?
De hecho, a las especies que fueron introducidas intencionalmente, se suman otras tantas que viajaron inadvertidas del viejo al nuevo mundo; entre ellas hay especies visibles, como las ratas y un gran número de malezas, así como especies microscópicas que causan enfermedades infecciosas. En los Estados Unidos, la Office of Plant Introduction" ha registrado 200.000 especies y variedades introducidas (Elton, 1958). Galeano afirma que en el noroeste del Brasil "la fauna y la flora se sacrificaron por la caña, en los altares del monocultivo". A un bienestar efímero, siguió la pobreza permanente, cuando el suelo llegó a su empobrecimiento. Los hacendados, culpables de esta catástrofe ecológica, se fueron a otras regiones a fin de buscar mejores ganancias.
En resumen, la colonización europea ha causado modificaciones importantes de la flora y fauna en América, similares a los cambios ocurridos en Europa hasta finales de la edad media, sin embargo, un nuevo equilibrio ecológico logrado como en la Europa pre-industrial, no fue obtenido sino en condiciones excepcionales. La razón de esto es que los cinco factores mencionados anteriormente, no existían casi en ninguna parte. De hecho, en lugar de los campesinos arraigados en la clase media en Europa, se tienen los latifundistas y campesinos pobres en América Latina. El uso del arado, apropiado en Europa, ha sido perjudicial para el suelo en las laderas empinadas de los Andes, bajo las torrenciales lluvias del trópico. En lugar de la producción mixta, con ciclos de nutrientes, existe en América, el monocultivo, causante del empobrecimiento de los suelos. Además, el crecimiento demográfico americano y sus dinámicos procesos migratorios, generan nuevas transformaciones ecológicas, que en Europa no se dan en la actualidad.
Migraciones recientes
Hoy día, dentro de América Latina hay dos corrientes de migración la migración del campo a la ciudad, y la migración hacia las regiones "selváticas". La ciudad es un ambiente que ejerce una fuerte presión de adaptación sobre los migrantes, mientras que para el colono que entra en la selva, la relación con su nuevo entorno es diferente, pues comparado con los colonos de los siglos XVI y XVII, los colonos de hoy están en una situación mucho más poderosa frente al medio ambiente. En Brasil y Colombia, los medios de transporte modernos les traen continuamente energía, herramientas, alimentos y productos farmacéuticos. Apoyados en la logística que ofrece la actual tecnología, los colonos pueden en poco tiempo, transformar la selva en una pradera, convencidos de que ellos llevan la "civilización" a una región "salvaje" ' sintiéndose muy superiores que los indígenas, cuya cultura rechazan y desprecian. Estos "pioneros de la selva", ignoran completamente las relaciones complejas del ecosistema amazónico que están invadiendo, y aplican los mismos métodos agrícolas que han aprendido, sin ninguna consideración ecológica. Con el poder tecnológico que "nuestra civilización" les presta, pueden sobrevivir en la selva, y durante un tiempo inicial, aparentemente logran adaptar el ecosistema a su estilo de agricultura, pero al cabo de pocos años o décadas, el colono se da cuenta de que este tipo de producción es incompatible en ese suelo y clima y entonces, abandona el lote, provocando graves daños ecológicos, sin incrementar el área cultivable, pues la selva tropical, a diferencia de las forestas de clima templado, no es capaz de una recuperación rápida (Cortés, 1989).
Conclusiones
Las consideraciones anteriores han sido muy generales, y por eso, tal vez un poco especulativas. Investigaciones de campo tendrían que proporcionar una imagen más detallada de los cambios ecológicos de América desde 1942. Un estudio sobre una vasta zona de erosión en Boyacá (Colombia) es un aporte en este sentido (Molano, 1982).
Estudios similares podrían confirmar la tesis de que la migración del viejo al nuevo mundo tuvo graves consecuencias para el medio ambiente americano. Al contrario de Arnold Toynbee, quien pensaba que los Estados fundados por emigrantes navegantes, habían jugado un papel benéfico en la historia universal, se llega aquí a una visión en la cual se atribuyen más méritos a los pueblos continentales y sedentarios, y a los pueblos primitivos que vivían en equilibrio perenne con el medio ambiente. En cambio, las aventuras de los navegantes, los descubrimientos, invasiones y la ola de migraciones que fue desatada desde el año de 1942, se consideran como un extravío secular de los actores históricos, por no hablar de los sufrimientos causados a las víctimas de este movimiento gigantesco (Knolle, 1992).
Literatura citada
ARCINIEGAS, G. 1989. El continente de siete colores. Bogotá.
BRAY, W. 1990. Agricultural renascence in the high Andes. Nature.
CORTéS, A. 1989. Límites ecológicos del desarrollo de la Amazonía. Conf. Dict. En la U. Nacional de Colombia. Bogotá, Abril 8.
CROSBY, A. 1986. Ecological irnperialism: the biological expansion of Europe 900-1900. Cambridge.
ELTON, C. 1958. The Ecology of Invasions of Animals and Plants. London.
GALEANO, E. Las venas abiertas de América Latina.
KNOLLE, H. 1992. 500 jahre Verirrung (500 años de extravío). Olten, Suiza.
MOLANO, J. 1982. Villa de Leyva, ensayo de interpretación social de una catástrofe ecológica. Bogotá.


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