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Diálogo Iberoamericano

Núm. 13 / enero-febrero 1998. Pág. 11

Compromiso del II Congreso Internacional de Universidades por el Desarrollo Sostenible y el Medio Ambiente

En línea con los acuerdos adoptados en las reuniones celebradas en San José (Costa Rica) y Tacna (Perú) el Congreso celebrado en Granada adoptó una Declaración final en la que se resumen las discusiones y acuerdos adoptados a lo largo de los días de reunión (11-14 de diciembre).

Redacción. En el caso de Granada, la Declaración contó con un nuevo dato, definitivo, para dar a la luz un documento muy crítico con las políticas medioambientales que "triunfan" actualmente en nuestro mundo: los resultados de la Conferencia de Kioto. Frente al moderado optimismo y las esperanzas generados por los compromisos de la Agenda 21 de Río de Janeiro (1992), la Declaración constata que "se observa un muy preocupante grado de incumplimiento por la inmensa mayoría de países del mundo", desvelado en la Conferencia de Kioto, "que supone un expresivo ejemplo de inadecuación entre el nivel de declaración de principios ambientales mundialmente aceptados y el nivel de la toma de decisiones políticas".
La Declaración de Granada aboga por que la preocupación de las Universidades por la temática ambiental constituya no sólo un posicionamiento científico o académico, sino por que adopten niveles de compromiso activo en el desarrollo de visiones ambientalmente preventivas, en defensa de la posibilidad de "un modelo de desarrollo humano que no reproduzca pasados errores o mantenga presentes modelos insostenibles en el uso humano de la Tierra".
Para finalizar la Declaración, también en relación con la Conferencia de Kioto, el Congreso propuso remitir una carta de protesta ante las instancias políticas pertinentes, que deben reflejar la inadecuación entre las medidas políticas necesarias, en función de la información científica contrastada, y las que realmente y de manera efectiva se ponen en marcha.


Declaración de Granada

(texto íntegro)

Los congresistas del II Congreso Internacional de Universidades por el Desarrollo Sostenible y el Medio Ambiente siguiendo los principios aprobados en el I Congreso celebrado en Costa Rica en 1995 y en la Conferencia de Rectores de la Red OIUSMA celebrada en Tacná (Perú) en 1996, manifiestan públicamente lo siguiente:

1. El conocimiento, las actitudes y las acciones que tienen en el medio ambiente el centro de atención e interés deben contribuir, ante la situación de crisis ambiental crecientemente preocupante, uno de los componentes básicos del ser humano contemporáneo.
2. Pese a la definición de problemas ambientales perfectamente apuntados en Conferencias Internacionales como Estocolmo (1972) o Río de Janeiro (1992), acerca de cuyos principios y resoluciones la Comunidad Internacional aceptó y se comprometió a poner en marcha procesos de desarrollo socioeconómico ambientalmente sostenibles, se observa un muy preocupante grado de incumplimiento por la inmensa mayoría de países del mundo. La conferencia de Kioto, recientemente clausurada, supone un expresivo ejemplo de inadecuación entre el nivel de declaración de principios ambientales mundialmente aceptados y el nivel de la toma de decisiones políticas.
3. La constatación del anterior principio parece especialmente clara en un foro eminentemente universitario como el de este Congreso, dado que es de las Universidades, entre otras instituciones de investigación, de donde están dimanando los informes científicos que alertan acerca de la gravísima situación de deterioro del sistema ambiental del que depende la supervivencia de nuestra especie.
4. La Universidad al igual que otras instituciones depositarias de conocimientos teóricos y aplicados que podrían favorecer y apoyar actitudes y acciones sociales y políticas acordes con la sostenibilidad de los modelos de desarrollo humano, asiste con perplejidad y preocupación a desidias inercias y desconocimientos o desacuerdos en la toma de decisiones políticas.
5. La preocupación de las Universidades por la temática ambiental constituye no sólo, un posicionamiento científico o académica, si no que deben adoptar el nivel de compromiso activo en el desarrollo de visiones ambientalmente preventivas argumentadas anticipatorias y críticas en el tejido social y productivo del que depende la posibilidad de un modelo de desarrollo humano que no reproduzca pasados errores o mantenga presente modelos insostenibles en el uso humano de la Tierra.
6. La desesperante lentitud en la aplicación de las líneas de acción de documentos explícitos en el diseño de modelos políticos, sociales, económicos, etc...ambientalmente sostenibles (de los que Agenda 21 surgida de la Conferencia de Río es un buen ejemplo) constituye un hecho que las Universidades deben denunciar. Para ello deben partir de la necesaria autocrítica en el sentido de las carencia que pueden observarse en las propias Universidades que quizás no han asumido, en muchos casos con el suficiente ímpetu, el papel que les corresponde en la toma de conciencia, divulgación y puesta en marcha de líneas de acción educativa y formativa ambientales.
7. Las universidades deben, en cuanto depositarias de un alto potencial de conocimientos teóricos y aplicados y como fuente emisora de los mismos, favorecer el acuerdo y la colaboración entre agentes económicos,sociales, políticos y científicos para dar lugar no sólo a modelos de utilización de los recursos más eficientes, sino también a todo un modelo cultural en el que lo ambiental juegue el papel objetivo e importante que debería corresponderle, en función de su propia relevancia.
8. La Universidad debe proporcionar un cambio significativo en los valores y comportamientos sociales en la línea del conocimiento argumentado y profundo de los temas ambientales. Por ello, debe favorecer las formas de investigación, adquisición y difusión de conocimientos que favorezcan actitudes y comportamientos ambientalmente adecuados.
9. Las Universidades deben favorecer una presión social basada en el conocimiento de la situación ambiental, de tal forma que se produzcan los necesarios cambios en los posicionamientos activos de las instituciones políticas o económicas que favorezcan un cambio significativo hacia la sostenibilidad.
10. Resulta preocupante el conocimiento ambiental poco fundamentado que se observa en la percepción social de los temas ambientales. Así, pese a determinadas visiones de satisfacción acrítica acerca de la conciencia social del problema, la propia inacción social o política pueden ser muestras de un analfabetismo ambiental sobre el que no se actúa con la suficiente fuerza y decisión.
11. La consecución de acciones ambientalmente sostenibles pasa por la puesta en marcha de modelo políticos, económicos o sociales que también lo sean y que se hallan indisociablemente unidos. Por ello, los principios de justicia, equidad, solidaridad, comercio o transferencia tecnológica, entre otros, constituyen una base insoslayable para desarrollo sostenible, inalcanzable a partir de situaciones tan extremas como el consumismo despilfarrador o la pobreza.
12. Como ejemplo simbólico del compromiso activo de la toma de decisiones en relación a los temas ambientales, las Universidades e Instituciones así como los participantes a nivel individual reunidos en este congreso, preocupados ante la desesperante falta de acuerdos en la reciente conferencia de Kioto (que ha coincidido en el tiempo con la celebración de este congreso), ponen su red de comunicaciones al servicio de una iniciativa consistente en remitir una carta de protesta ante las instancias políticas pertinentes que deben reflejar la inadecuación entre las medidas políticas necesarias, en función de la información científica contrastada, y las que realmente y de manera efectiva se ponen en marcha.


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