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Diálogo Iberoamericano

Núm. 11-12 / spbre.-diciembre 1997. Pág. 47

Científicos españoles avanzan estudios para el uso de biomasa contaminante como recurso energético

Investigadores de diversas universidades españolas vienen realizando trabajos conducentes a producir recursos energéticos rentables a partir de la biomasa. Las investigaciones tratan de aunar los criterios de conservación del medio ambiente, uso de materias primas actualmente contaminantes y creación de fuentes alternativas de energía. Un Foro celebrado el pasado mes de octubre en Córdoba (España) sirvió de marco para la exposición de los proyectos en marcha.

Carlos Miraz/Antonio Marín (Universidades de Córdoba y Granada). / La biomasa se esta convirtiendo en uno de los recursos energéticos mas estudiados por investigadores e instituciones del Viejo Continente. La necesidad de modernizar la Agricultura, la protección de la calidad ambiental, el desarrollo de nuevas técnicas de depuración y tratamiento de residuos, la escasez de recursos y las perspectivas de generación de empleo, son algunos de los factores que mas contribuyen a ello. La Universidad de Córdoba (España) ha servido de foro a un debate en el que han estado presentes los principales investigadores, empresas e instituciones implicados en estos procesos.
Para el investigador sueco Rodolfo Lindqvist, la UE tiene hoy un abastecimiento energético vulnerable. La mitad de la energía que consume se importa de regiones inestables y en el sector de los transportes esa dependencia alcanza el 90% del consumo. Las grandes economías de Asia habrán alcanzado en el 2.020 los niveles de consumo energético del actual mundo industrializado y los precios de los combustibles fósiles subirán. Si a ello añadimos las limitaciones existentes a una mayor generación de energía atómica la necesidad de investigar fuentes energéticas alternativas, rentables y ecológicas parece evidente.
Una de las fuentes energéticas alternativas más atractivas es, en este sentido, la biomasa derivada de los cultivos vegetales. Y, más concretamente, de cultivos específicamente establecidos con tal fin, más que del aprovechamiento de los tradicionalmente destinados a la alimentación humana. Entre las características ideales que deben reunir los cultivos extensivos dedicados a fines energéticos el catedrático de ETS de Agrónomos de la Complutense de Madrid, Jesús Fernández, señala el tener altos niveles de producción en biomasa con bajos costos de producción, la posibilidad de desarrollarse en tierras marginales, el requerimiento de maquinaria agrícola convencional fácilmente disponible en la zona, que no contribuyan a la degradación del medio ambiente, tener un balance energético positivo (o sea que la energía neta contenida en la biomasa producida sea superior a la gastada en el cultivo y en la obtención de los equipos) y que exista posibilidad de recuperar fácilmente las tierras si posteriormente se requieren para otro cultivo.

Grupos de cultivos
Básicamente en la actualidad se trabaja sobre tres grandes grupos de cultivos. Por un lado los oleaginosos, productores de aceites susceptibles de ser transformados en esteres metílicos o etílicos, sucedáneos del gasóleo de automoción, cuyo paradigma podría ser el girasol aunque su competitividad con fines energéticos está aun lejos del umbral de rentabilidad. En segundo lugar los alcoholígenos, productores de etanol que es utilizado en la fabricación de aditivos para aumentar el índice de octanos de las gasolinas y cuya competitividad es mayor, especialmente si están exentos de los habituales impuestos sobre hidrocarburos. Los cereales de secano, la remolacha, la patata o el sorgo azucarero, todavía podrían aumentar más esta rentabilidad. Por último están los productores de biomasa lignocelulósica para empleo como combustible, especialmente las especies leñosas cultivadas en alta densidad y corta rotación (eucaliptos, acacias, chopos) o especies herbáceas de alta producción como el cardo de la especie "Cynara cardunculus".
En áreas como Andalucía y en general el resto del Mediterráneo los cultivos oleaginosos y los productos derivados de la obtención de aceites, así como estos últimos, han sido los primeros en ser objeto de la atención de los expertos. Así, A. Medina, E, Jiménez y P. Gómez, investigadores de la Universidad de Jaén, la primera provincia productora de aceite de oliva en España, donde Andalucía concentra también el 80% de la producción de orujo, trabajan en la cuantificación y aprovechamiento de los subproductos generados por el sector con vistas a la instalación de pequeñas plantas de generación eléctrica, o de cogeneración de tamaño medio/pequeño, distribuidas en zonas estratégicas y partiendo de que un sistema de cogeneración rentable para este aprovechamiento debe ser, como mínimo, de 15/16MW y su período de funcionamiento de al menos 8.000 horas/año.
La generación de electricidad a partir de la biomasa es objeto también de diversas experiencias en materia de plantas piloto. Así, los investigadores Ricardo Arjona, Angel García, Pedro Ollero y Eladio Vilda de la Universidad de Sevilla y la Compañía Sevillana de Electricidad, trabajan en la actualidad en la caracterización del alpeorujo (subproducto semisólido, de alto poder contaminante, formado por el agua residual, hueso y pulpa de la aceituna derivados de la obtención de aceite) como combustible para la construcción de una planta piloto que abordaría también los procesos de conversión a energía térmica, por combustión o gasificación, e incluso su posterior transformación en eléctrica sobre la base de ciclos de vapor y gas. Por su parte los investigadores de la Universidad de Zaragoza R. Bilbao, P. García Bacaicoa y C. Usón trabajan en la actualidad en un proyecto de la Unión Europea para la puesta en marcha de una instalación mixta capaz de generar electricidad en áreas rurales, sin la utilización de combustibles fósiles, a partir del viento, el biogás generado mediante purines porcinos y el gas producido en un gasificador de lecho móvil en corrientes decendentes, hasta una potencia de 50KW. Otro proyecto en marcha es el de una central de generación eléctrica que utilizará como combustible el orujo de uva en la destilería que la empresa Alcoholera de la Puebla posee en Toledo (España).
La segunda de las vías que ofrece más riqueza de expectativas es la del compostaje de subproductos agrícolas sobre la base de que la protección de la calidad ambiental hace, hoy en día, necesario no solo la depuración de estos residuos sino su transformación y aprovechamiento. Las técnicas de compostaje tratan de obtener enmiendas orgánicas a partir de subproductos agrícolas, agroindustriales y ganaderos, buscando reponer al suelo la materia orgánica y otros nutrientes minerales extraídos de ella. Los materiales son variados, purín de cerdo, orujos, residuos de algodón... y también numerosas las instituciones y empresas dedicadas a ello. Por poner un ejemplo el consorcio de la Bahía de Cádiz (España) da tratamiento, en la actualidad, a los residuos sólidos urbanos de 32 municipios y en las fábricas de compostaje de Puerto Real y Jerez, que entraron en funcionamiento en los años 70, se han producido más de 1.700.000 toneladas de compost, que se han vendido en su totalidad, destacando la comercialización del 80% del mismo en los viñedos del marco del Jerez-Xerez-Sherry.
En Andalucía, el Campus Agroalimentario de la Universidad de Córdoba desarrolla investigaciones en varias de estas líneas de investigación, desde el compostaje con las administraciones local y provincial, hasta la utilización de derivados del aceite como combustibles, sin olvidar aplicaciones más alimentarias. Así, por ejemplo, la utilización del alpechín del olivo en la producción de hongos comestibles, particularmente de champiñón, en colaboración con una importante empresa del sector.

Información. Oficina para la Transferencia de los Resultados de la Investigación (OTRI), Universidad de Córdoba (España). Correo e. otri@lucano.uco.es


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