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Diálogo Iberoamericano

Núm. 11-12 / spbre.-diciembre 1997. Pág. 12

Desarrollo humano sostenible y energía

El Prof. Julio Carrizosa Umaña, director del Instituto de Estudios Ambientales de la Universidad Nacional de Colombia impartió el pasado mes de septiembre la conferencia "Desarrollo sostenible y energía", en el marco de la Cátedra de alto nivel "Manuel Ancízar". Carrizosa ofreció en su intervención una visión integral de la problemática ambiental, planteando posibles caminos para el logro de una Colombia -una América Latina- sostenible en un contexto internacional.

César E. Moreno Romero (Universidad Nacional de Colombia). / Para abordar la problemática ambiental y plantear soluciones integrales a esta, es necesario tomar distancia de la palabra "desarrollo", dados las múltiples connotaciones que ha adquirido con el devenir histórico de este siglo, dentro de las cuales está la de una búsqueda del paraíso, como eterno anhelo de la humanidad. El significado de la palabra "desarrollo" tiene sólo un antecedente antes de la segunda guerra mundial, el cual se halla en la respuesta de Freud a Einstein, a una comunicación, en la cual Einstein lo interrogaba sobre las posibilidades de evitar la guerra, a lo cual contestó Freud, en una carta muy pesimista: "A mi entender, la agresión es parte del ser humano, y lo único que el ser humano ha inventado para apaciguarla es el desarrollo cultural". A partir de la II Guerra Mundial, el concepto de "desarrollo" es objeto del trabajo de múltiples profesionales, que lo observan desde muy amplias perspectivas y disímiles modelos.
El Desarrollo Humano Sostenible (D.H.S) es una construcción teórica iniciada a partir de los últimos años de la década de los setenta, la cual surge sobre la base de la crítica a las tendencias del desarrollo económico y sus resultados, que desde inicios de los sesenta, cuestionó los objetivos, factores y límites del desarrollo, y de forma progresiva, han aportado a la configuración de propuestas políticas, que han ingresado a constitución, las leyes y planes de desarrollo de países como Colombia, donde el concepto de sostenibilidad, se introdujo en la Constitución de 1991, en la ley 99 de 1993 y el actual plan desarrollo.

Empleo eficiente de la energía
En 1977 se relacionó el concepto de sostenibilidad con la necesidad del empleo eficiente de la energía, la cual debería provenir de aportes directos del sol, excluyendo en el futuro, los combustibles sólidos. Tres años después, en la realización del debate académico para avanzar hacia una estrategia mundial de conservación, se logró una alianza entre las ciencias físicas y sociales para definir "Desarrollo Sostenible", ampliando los objetivos del desarrollo, y hablando de la calidad de vida, concepto entonces nuevo, que ha tenido gran utilidad en la concepción de los modelos desde entonces. En 1987, la ONU designó una comisión encargada de hacer propuestas que concilien los problemas ambientales con los procesos de desarrollo. Esta comisión propuso una definición de desarrollo sustentable (D. S.) desde una visión de equidad para el futuro: "D.S. es el que cumple las necesidades del presente sin afectar a las generaciones futuras en la satisfacción de sus propias necesidades".
De ahí en adelante, la sostenibilidad se ha planteado con una visión respetuosa del futuro, considerando sus aplicaciones sociales y políticas, dando un paso en la concepción de modelos de desarrollo económico, que eran hasta entonces, modelos optimistas que no consideraban la posibilidad de que el desarrollo se podía interrumpir, pues no concebían límites, lo cual es característico de la cultura occidental.

A propósito de equidad
Para permanecer vivo, el ser humano necesita 2.300 kilocalorías al día. Según publicaciones recientes, en promedio, cada estadounidense consume al día, 230.000 kilocalorías, lo cual dice a las claras que es necesario buscar modos de vida en países industrializados que promuevan un consumo adecuado de energía, considerando si es necesario promover el crecimiento económico, como ha sido considerado en la ley colombiana, o mejorar la calidad del desarrollo, evitando el crecimiento y promoviendo la equidad.
Iván Ilich, un auténtico revolucionario, dice en 1974 que "Los altos consumos de energía degradan las relaciones sociales tan inevitablemente como destruyen el medio físico. Una política de bajo consumo energético permite una mayor escogencia de estilos de vida y culturas. Solamente un tope en el uso de la energía podría conducirnos a relaciones sociales caracterizadas por altos niveles de equidad". Dentro de los documentos alternativos a la declaración de Río, este extracto justifica la equidad en el uso de la energía así: "El antidemocrático paradigma de desarrollo dominante, incluidas las políticas energéticas orientadas al suministro, es insostenible, pues genera deudas inaceptables y desigualdades en el consumo de energía, produce altos niveles de contaminación y destruye culturas, economías locales y la naturaleza. Las decisiones energéticas tienen un profundo efecto sobre el desarrollo de cada sociedad y su economía, sobre la división internacional del trabajo, sobre la soberanía de las naciones e incluso sobre la geografía mundial".
Retornando el asunto de la calidad de vida, hoy día se han establecido índices de desarrollo humano, alternativos al ingreso per cápita, el producto interno bruto y los derivados de las cuentas nacionales, como la disminución de la mortalidad infantil y el aumento de la alfabetización, según los cuales EEUU, primer país en ingreso per cápita, baja al número once en desarrollo humano, y suben Noruega, Suecia, entre otros. Respecto al asunto de los índices para evaluar el desarrollo, muchos especialistas han concluido que es necesario volver a la satisfacción de las necesidades básicas.
Respecto al tema de los factores y las variables que intervienen en el camino hacia el "paraíso", muchos afirman que el factor primario es la energía; para los economistas, los factores económicos son prioritarios, mientras para otros, es necesaria una visión multifactorial, si se quiere llegar a un desarrollo distinto al que hemos tenido.
La introducción de límites en la construcción del D.H.S. es un avance importante, que ha exigido superar la ausencia de estos en las consideraciones de desarrollo económico. Estos límites se pueden formular desde los ámbitos económico, biofísico, humano, social y cultural, ello conformando modelos, desde diversas raíces ideológicas y grupos disciplinarios. El más antiguo, propuesto antes de la década del setenta, es el denominado "energético-ecológico", en el que los ecólogos sistemáticos consideran que todo es mensurable en unidades de energía, desarrollando métodos, conceptos, flujos y redes de energía, de gran utilidad en la identificación de procesos históricos y la planificación de las intervenciones de la ingeniería. La escuela que ha estado detrás de éste modelo, ha influido en una visión conservacionista del desarrollo.
Otro modelo, más en boga, es el "neoliberal reformado", el cual tiene un carácter desarrollista, y se fundamenta en que los mercados que funcionan eficientemente son suficientes para lograr la sostenibilidad; la reforma consiste en decir que existen fallas en el mercado, las cuales afectan el uso y administración en los recursos naturales. A nivel industrial, existen desarrollos recientes: la ecotecnología y la ecoeficiencia, los que han influido en pequeños grupos de empresas progresistas.

Paz ... ciencia
Considerando el caso colombiano, y partiendo de la evidente insostenibilidad de su desarrollo en la segunda mitad de este siglo, se ratifica la necesidad de fortalecer el desarrollo científico y tecnológico para llegar a una paz con justicia social, avanzando en el diseño de procesos sustentables adaptados a las características de la nación y sus ecosistemas. De qué sirven grandes reservas carbón, y estar ubicados en la zona tropicales con una amplia capacidad de recepción de radiación solar, si no se gasta ni un centavo en el desarrollo de tecnologías para aprovechar de una forma sostenible estos recursos energéticos. Estos problemas se convierten en oportunidades, desde un punto de vista académico, si se pasa del lamento a la acción para el mejoramiento de la calidad de vida en el país, buscando formas alternativas de producción que tendrían que ver con la biodiversidad, la capacidad del recurso humano colombiano y su angustia actual.
Considerando metas alcanzables, y cuantificando posibilidades, en el año 2.050, las emisiones globales de bióxido de carbono podrían reducirse en un 75% respecto a los niveles registrados en 1.985, si existiera una política agresiva de uso de los recursos renovables, que fuera más allá de los compromisos adquiridos en la reunión de Río.
Todas las necesidades energéticas de los EEUU, podrían ser suplidas con plantas solares esparcidas sobre 59.000 kilómetros cuadrados, que es menos de un tercio del área ocupada por instalaciones militares en ese país. Ante esta factibilidad, es necesario entrar a adoptar medidas que hagan viable el D.S., como la eliminación de distorsiones sociopolíticas que generen prácticas inadecuadas para la ecología, minimizar los desperdicios energéticos y las presiones sobre los recursos naturales, invertir en la justicia social y en el recurso humano, y generar estímulos y políticas que promuevan una visión ecológica integral de los proyectos públicos, planificación integrada de recursos, cogeneración, uso de turbinas de gas más
eficientes y pequeñas, apertura de las redes a aportes de generación energética domiciliaria, (como ya se realiza en algunas regiones de EEUU), descentralización, implementación de
políticas de precios, mantenimiento oportuno de equipos, etc.
En Colombia es necesario realizar estudios y actividades con alcances nacionales y regionales, haciendo énfasis en la inversión pública en educación, desarrollo científico y
tecnológico, considerando los límites humanos y la complejidad de los fenómenos sociales, económicos y políticos de la nación, así como de su vecindario geográfico y cultural, que es Iberoamérica, de lo contrario será un país insostenible. O lo que es lo mismo, dicho en un tono más dramático: en vías de extinción.


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