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Diálogo Iberoamericano
Núm. 9 / mayo-junio 1997. Pág. 32
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Investigadores cordobeses crean nuevo método
para la producción de conservantes
naturales
Investigadores de la Universidad de Córdoba
(España) han puesto a punto recientemente un
revolucionario método para la producción de
conservantes naturales. Se consigue con el mismo
rentabilizar la flora silvestre, al tiempo que se abren
nuevas perspectivas para la agricultura en suelos pobres;
es posible su desarrollo, además, con una
infraestructura industrial que no requiere grandes
inversiones.
Carlos Miraz (Universidad de Córdoba. / La
colaboración entre químicos y botánicos
está abriendo toda una gama de nuevos productos y
posibilidades industriales, de las que regiones como
Andalucía en España y muchas de
Iberoamérica, pueden obtener interesantes beneficios. Son
técnicas que ayudan a poner en valor zonas aparentemente
poco aptas para la agricultura, que evitan la recolección
indiscriminada de especies silvestres, obtienen el máximo
rendimiento de ellas y, sobre todo, que no producen residuos
contaminantes a la vez que consiguen productos naturales, de alto
valor añadido, carentes de riesgos para el consumidor. Por
si fuera poco la infraestructura industrial que precisan no
requiere, en general, grandes inversiones lo que les confiere un
especial atractivo para empresarios jóvenes.
Uno de los mejores ejemplos de los resultados de esta
colaboración entre botánicos y químicos
analíticos se da dentro de la Universidad española
de Córdoba en el terreno de los aceites esenciales y los
antioxidantes naturales. Los primeros son sustancias de amplia
aplicación en el terreno de la perfumería y la
cosmética. Jabones, desodorantes y detergentes son su
principal destino, aparte, claro está, de los perfumes.
Hoy en día cualquier perfume que se precie puede contener
más de doscientos tipos de extractos vegetales o animales,
a veces en cantidades ínfimas pero capaces de producir una
alta fragancia. Se trata de un mercado muy competitivo y
difícil, donde también cabe obtener las sustancias
adecuadas a través de la síntesis química
y realizar mezclas y composiciones sustitutivas del producto
natural.
Sin embargo, son los antioxidantes naturales el terreno
más atractivo para este tipo de investigaciones. Se trata
de sustancias que se emplean como aditivos para la
conservación de los alimentos. Popularmente los conocemos
como conservantes y su misión principal es evitar la
oxidación del alimento al que se aplican, generalmente
productos con sustancias grasas como la carne, las hamburguesas,
pescados grasos, margarinas o embutidos, impidiendo que se pongan
"rancios". Su atractivo reside en que mientras los productos que
habitualmente se utilizan para ello son sintéticos y
algunos potencialmente cancerígenos, lo que hace necesario
un adecuado control legal y sanitario, los naturales son
totalmente inocuos para la salud y hasta preventivos de
enfermedades.
Técnica de extracción
revolucionaria
Los investigadores del Departamento de Botánica de
la Universidad de Córdoba, José Luis Ubera y Pablo
Hidalgo Fernández, y del Departamento de Química
Analítica, Miguel Valcárcel Cases y Teresa Tena
Vázquez de la Torre, han combinado en sus trabajos dos
facetas novedosas: por una parte el aprovechamiento, con estos
fines, de la flora silvestre andaluza, que cuenta con una gran
cantidad de especies y posibilidades en buena parte desconocidas
por las industrias del sector, y, por otra, la utilización
de una técnica de extracción revolucionaria con
fluidos supercríticos, que no sólo obtiene el
producto con mayor selectividad, sino también en mayor
cantidad, con mayor rapidez y de forma totalmente limpia para el
entorno.
¿En qué consiste esta técnica?
Generalmente los sistemas de extracción tradicionales
utilizan disolventes orgánicos, como el metanol, el
acetato de etilo, el benceno o el exano, que son peligrosos,
agresivos con el medio ambiente, que suelen dejar residuos en los
extractos y cuya acción no se puede modificar en
función de la presión o la temperatura. Por el
contrario los investigadores cordobeses utilizan como disolvente
el dióxido de carbono o anhídrido carbónico
(CO2) que, en determinadas condiciones de presión y
temperatura, alcanza un estado supercrítico que participa
de las propiedades de gas y de líquido. Por ello puede
llenar completamente un recipiente y al mismo tiempo tiene
capacidades disolventes, debido a que su mayor
concentración molecular le permite penetrar
fácilmente entre las moléculas de otras sustancias
solvatándolas. Lo más interesante de esta
técnica es su carácter selectivo, es decir que,
variando presión y temperatura, se puede extraer, con
total precisión, y " en seco", la sustancia que se precisa
independientemente de cualquier otra (para la que se
utilizaría otra combinación de presión y
temperatura distinta). El CO2 supercrítico se recupera
luego, por compresión, a través de un circuito
cerrado, restituyéndolo a sus condiciones normales, con
lo que no se produce ningún tipo de contaminación
y el producto obtenido queda limpio de posibles restos de
disolvente. Este es el proceso, por ejemplo, que se emplea en la
actualidad para descafeinar el café (antes se utilizaba
como disolvente dicloroetano del que siempre quedaba algún
residuo no deseable).
Primeros resultados
El método ya ha dado buenos resultados en el caso del
extracto del romero, planta muy abundante en Sierra Morena, que
se emplea como antioxidante natural, sustituyendo a los
sintéticos ya citados. La colaboración entre ambos
departamentos se ensambla así en un proceso que se inicia
en el terreno botánico con el estudio de algunas plantas
silvestres susceptibles de ser utilizadas en una
explotación controlada. Ello tiene dos ventajas, evita que
determinadas especies se esquilmen como consecuencia de una
recolección excesiva y, por otra parte, las ofrece como
cultivo alternativo, especialmente interesante para suelos pobres
o poco aptos para los tradicionales, donde sin embargo estas
especies se aclimatan bien, abriendo nuevas posibilidades
económicas a zonas deprimidas.
En cualquier caso el resultado final es un producto de alto
valor añadido, característico de la Química
Fina en cuya generación la nueva técnica aportada
por el departamento de Química Analítica es
determinante. La adaptación de la técnica descrita
a escala industrial proporcionaría, en menos tiempo y en
mayor cantidad, un producto más puro, sin residuos de
disolventes orgánicos, que alcanzaría un alto valor
en el mercado. El atractivo para pequeños empresarios
agrícolas o industriales es indudable, tanto por el
rendimiento como porque para la fabricación tan
sólo se necesitan unas instalaciones sencillas desde el
punto de vista técnico (que además son susceptibles
de aplicarse a otras producciones) y para las que ya existen
modelos semiindustriales de bajo costo.
Referencia: José L. Ubera, Dto. Biología
Vegetal y Ecología. Correo e.
bv1ubjij@lucano.uco.es.
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