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Diálogo Iberoamericano

Núm. 9 / mayo-junio 1997. Pág. 18

La educación y la capacitación para la gestión empresarial

Prof. Luis Carlos Villamil J. (Universidad Nacional de Colombia) . / Colombia y los demás países de América Latina se enfrentan a dificultades relacionadas con la disponibilidad de alimentos, en un ambiente en el que las políticas de producción, comercialización, precios y exportación, no son lo suficientemente claras y coherentes, condicionando además una desnutrición promedio del 15% de la población (OMS, 1994).
La producción agropecuaria debe ser un componente importante de los programas de alimentación y desarrollo de los países latinoamericanos y contribuir a aliviar los graves problemas de desnutrición que afectan a la población. En este orden de ideas los países están enfrentados a la necesidad de aumentar rápidamente la producción agropecuaria; mejorar la calidad y reducir los costos de los productos, para que estos sean compatibles con el bajo poder adquisitivo de la mayoría de los consumidores nacionales y competitivos en los mercados internacionales; mejorar los ingresos de los agricultores; generar empleos y ofrecer condiciones de vida digna para las familias rurales y con ello contribuir a disminuir el éxodo rural (FAO, 1993).

América Latina se enfrenta a dificultades relacionadas con la disponibilidad de alimentos, en un ambiente en el que las políticas de producción, comercialización, precios y exportación, no son lo suficientemente claras y coherentes
Una de las alternativas para enfrentar los retos del sector agropecuario, tiene que ver con una mayor diversidad en los idearios y oferta de los actuales programas curriculares para los profesionales del sector, que puedan matizar la formación que se ofrece actualmente y constituyan un elemento fundamental para el productor y para el consumidor.
Los desafíos del sector
Los profundos y rápidos cambios que están ocurriendo en el mundo actual, imponen al sector agropecuario de Colombia y de América Latina, urgentes desafíos para los cuales no están preparados ni los organismos de apoyo al desarrollo del sector, ni los profesionales que formulen y ejecutan sus actividades (FAO, 1994).
El paradigma de EQUIDAD, parece lejano en el sector agrario, las diferencias aumentan y los programas gubernamentales no solucionan los problemas. El éxodo rural hace parte de lo cotidiano.
Será imposible lograr la equidad mientras las políticas agrícolas, la asesoría y la orientación de los servicios de apoyo (docencia, investigación, extensión, crédito, etc.) y la relativa complejidad y alto costo de las tecnologías, no estén al alcance de la mayoría de los productores.
El paradigma de SOSTENIBILIDAD es otro de los desafíos, es decir la necesidad de adoptar alternativas tecnológicas que mantengan o recuperen la capacidad productiva de la tierra y que preserven los recursos naturales y el medio ambiente. La fertilidad del suelo y la salud de los animales y de las plantas, deben mantenerse pensando en la calidad del agua, de los alimentos y en la salud y bienestar de productores y consumidores.
El tercer desafío tiene que ver con la reordenación del sector hacia lo comercial y empresarial, es decir la visualización del mismo a través de la GESTIóN. Se debe buscar eficiencia en el uso de los recursos físicos, económicos y humanos; un mejor acceso de los consumidores hacia los productos del sector y competitividad en los mercados regionales e internacionales.
Los países del continente están invadidos por alimentos subsidiarios producidos por los países desarrollados y tal vez no están en condiciones políticas para impedir dichos subsidios, ni en condiciones financieras para proteger a los productores con iguales o mejores subvenciones que las que reciben sus pares de los países desarrollados. Todo indica que se deben utilizar las herramientas de la eficiencia, la gestión, la cooperación y la organización de asesores, productores y consumidores. Se requieren profundos cambios en la actividad agropecuaria, se debe superar la "actividad minera" (que sólo extrae) y la "industrial" (que busca que todos los insumos sean externos a la unidad productiva) para pasar a la que privilegia la sostenibilidad y la competitividad.
El cuarto desafío consiste en realizar lo anterior en medio de las tendencias neoliberales que orientan las políticas de desarrollo. Los productores y los asesores jugarán un importante papel en la solución de los problemas con aún cada vez menor dependencia del sector estatal.
El papel del sector educativo
El sector educativo enfrenta el compromiso estratégico mediante los asesores (quienes fueron formados por dicho sector), sus docentes y estudiantes y a través de ellos, llega a los productores y los consumidores.
Las universidades deben formar profesionales que estén técnicamente preparados para asesorar a los pequeños y medianos productores en el proceso de la eficiencia y la competitividad. Las instituciones educativas deben cuidar la calidad y también la cantidad de los programas y el número de admitidos en pre y postgrado. La aptitud y la actitud de los aspirantes deberá constituir uno de los criterios de admisión.
Probablemente la formación enciclopédica del pasado deberá girar hacia nuevas formas curriculares elásticas, en las cuales se cambie la excesiva carga académica, por pedagogías activas en las que el estudiante juegue un papel dinámico que estimule su creatividad y su capacidad de intersección con el productor.
Una de las áreas de énfasis para el presente y el futuro es la visualización integral del sector agrario, única forma de ofrecer una asistencia o asesoría oportuna y eficaz. Los métodos deben pasar de los pasivos a los activos incluyendo un cuestionamiento crítico de las realidades de los futuros interlocutores (productores, servicios de apoyo, instituciones públicas y privadas).
En el campo de la gestión, la educación continuada formal y no formal debe constituir una prioridad. Los cursos libres y las secuencias de los mismos se pueden ofrecer a egresados y también a productores. El ofrecimiento de paquetes modulares con un fuerte elemento de trabajo de campo puede representar un buen aporte para los profesionales en ejercicio que quieran tener un buen encuentro con el concepto de gestión.
Cuando las ideas tengan fuerza y los grupos docentes de varias facultades o de varias instituciones tengan consistencia, se podrá pensar en la creación de un programa de especialización en el cual los profesionales reforzarán conocimientos, adquirirán destrezas y mediante ejercicios prácticos se formarán como especialistas en gestión para el sector agrario.
Si la institución posee un número suficiente de investigadores de tiempo completo, con maestrías y doctorados, proyectos de investigación financiados y nexos con el sector productivo, en forma natural, se considerará la posibilidad de conformar programas de maestría para la formación de investigadores en gestión.
El panorama es amplio y la actividad académica variada. La responsabilidad de las instituciones de educación superior seguirá siendo grande. El reto continúa, los desafíos están vigentes.
Referencias
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación FAO. Educación agrícola superior. La urgencia del cambio. Serie Desarrollo Rural N§ 10. 1994.
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación FAO. Desarrollo agropecuario: de la dependencia al protagonismo del agricultor. Serie Desarrollo Rural N§ 9. 1994.
Organización Mundial de la Salud OMS. Presentación de los elementos de planificación Mimeografiado. 1995.
ROMERO, J, ET AL. Elementos de planificación para el sector pecuario. Universidad Nacional de Colombia. Organización Panamericana de la Salud OPS. Santafé de Bogotá DC. 1¦ Ed. 1994.


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