El intercambio entre Europa y América en materia de especies agrícolas de interés alimentario fue enormemente asimétrico, especialmente si consideramos que de las cerca de 250.000 especies de plantas superiores que se conocen actualmente sobre el planeta, mas de cien mil viven en el continente americano y, de ellas, 70.000 en sus regiones tropicales. Si se comparan estas cifras con las tan sólo 12.000 de la flora europea puede comenzar a comprenderse el desequilibrio del contacto producido hace ya más de 500 años.