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Las crisis políticas causaron que narradores guatemaltecos escribieran fuera de su país

Después de los años 80 se generó una madurez literaria que tiene como principales rasgos la brevedad en el relato, la ruptura de tabúes, la emergencia de lo erótico y lúdico, así como la aparición de ciertas huellas desgarradoras de lo que fue la situación sociopolítica de Guatemala.
En las últimas décadas muchos de los narradores guatemaltecos han creado su obra fuera de su país, para poder repensar y ordenar la naturaleza de su identidad sin la presión cotidiana de las constantes crisis políticas que ha vivido esa nación centroamericana.

Estela Alcántara. Universidad Nacional Autónoma de México. "La década de los 80 ha sido una época de gran riqueza en nuestra narrativa", refirió el escritor Arturo Arias durante su intervención en la mesa de Literatura Guatemalteca que organizó el Museo Universitario del Chopo de la Universidad Nacional Autónoma de México, en el marco del intercambio artístico México- Guatemala.
La década de los 70 fue particular en la narrativa guatemalteca porque salieron al extranjero muchos escritores para continuar estudios de postgrado. Así se formó la primera generación literaria que académicamente realizó estudios a ese nivel, señaló el escritor Arias.
"En ese período una preocupación entre los escritores fue producir una narrativa que estuviera estética y formalmente a la altura de la mejor narrativa latinoamericana, pero sin perder de vista la identidad guatemalteca, como elemento esencial, lo que entonces llamábamos compromiso político con el problema guatemalteco, agudizado en los años 70 y que luego estalló de manera dramática a final de esa década".
Entre las novelas de los años 70 que marcan la transición en la narrativa guatemalteca están: Los Compañeros, de Marco Antonio Flores (1976); Los Demonios Salvajes, de Mario Roberto Morales (1978), y Después de las Bombas, de Arturo Arias (1979).
Los escritores que no salieron de Guatemala cuando se agravó la crisis política, después de la quema de la Embajada de España en 1980, dejaron su país y se exiliaron en México, España y Francia.
Esta diáspora de escritores, explicó Arias, generó una etapa de madurez narrativa caracterizada por rasgos tales como la brevedad del relato, aún dentro de las normas convencionales de la forma novelesca; la emergencia de lo erótico, lo lúdico y la ruptura con los tabúes convencionales de una sociedad moralista y reprimida sexualmente, así como la aparición de ciertas huellas desgarradoras de lo que fue la situación sociopolítica de Guatemala.
Arias señaló que las transformaciones políticas guatemaltecas de los últimos años han propiciado la emergencia de un mini boom literario, que se advierte en la aparición de nuevas editoriales que por primera vez lanzan grandes tirajes.
Sin embargo, concluyó, está por verse si esas tendencias continuarán y si todo esto permitirá a la literatura guatemalteca, cuya riqueza y calidad está a la altura de la mejor de Latinoamérica, tener mayor trascendencia internacional y circular allende sus fronteras, "ya que una de sus tragedias fue que el momento más alto de la literatura de ese país, cuando le entregaron el Premio Nobel a Miguel Angel Asturias en 1967, llegó combinado con los períodos de mayor crisis política que en Guatemala llevaron, incluso, al cuestionamiento de Asturias y su papel como patriarca de las letras de esa nación centroamericana".
La Poesía Guatemalteca
En su momento, el poeta guatemalteco Francisco Morales Santos dijo que para conocer el perfil de la poesía de su país es necesario partir del año fatídico de 1954, cuando se truncó su desarrollo cultural. "Guatemala -agregó- fue el primer país donde se persiguió el pensamiento con la cárcel y el asesinato, de modo que algunos escritores se vieron obligados a exiliarse mientras el gobierno se entregaba a una orgía de decomiso y quema de libros".
Para hacer el análisis de la poesía guatemalteca, Morales Santos se refirió a la obra de Otho René Castillo, José Luis Villatoro, Luis Alfredo Arango, Roberto Obregón, Luis de León y Miguel Palleras, ya que la vida de cada uno de ellos tiene rasgos significativos y porque en su producción se distingue una serie de temas comunes, particularmente el que se relaciona con esa nación.
Morales Santos explicó que al truncarse la primavera revolucionaria en 1954, el tono de la poesía guatemalteca dejó de ser triunfalista. "Otho René Castillo fue el primero en buscar nuevos caminos para el habla poética, en medio de la oscuridad parida por la contrarrevolución. Arqueles Morales fue otro de los poetas que partió de la militancia política a la creación artística y a quién se le persiguió políticamente". Al final dijo que la línea poética marcada por esos escritores, en particular por Otho René Castillo, tuvo un papel importante en la formación de las nuevas generaciones, aunque en los últimos tiempos está siendo abandonada por preocupaciones más intimistas, pero no por ello menos válidas; además, cada vez se hace más frecuente la participación de la mujer, tanto en la poesía como en la narrativa.
Autor de novela, cuento y ensayo, Arturo Arias es doctor en Sociología de la Literatura. Entre sus novelas están Después de las Bombas (1981); Itzama (Premio Casa de las Américas, 1981), Jaguar en Llamas (1989), y Los Caminos de Paxil (1990). Es autor del libreto de la ópera Los Caminos de Paxil para el compositor estadounidense Cameron Wolfe, cuya obra musical aún no se ha terminado. Acaba de concluir su último libro de ensayo titulado La Identidad de la Palabra: la Narrativa Guatemalteca a la Luz del Nuevo Siglo.
Francisco Morales Santos es autor de Agua en el Silencio, Ciudades en el LLanto, Sensación de lo Lejano, Ceremonial contra el Olvido, Cartas para Seguir con Vida, Al Pie de la Letra, Poemas Escogidos para Niños y Alrededor del Corazón, entre otros títulos. Ganó varios premios, tales como el Premio Unico del Festival Nacional de Arte, auspiciado por la Universidad de San Carlos de Guatemala, en 1978. Ha sido invitado en varias actividades culturales de su país y el extranjero, entre ellas el Encuentro de Poesía Jaime Sabines.
Referencia: Tomado de Gaceta (UNAM).


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