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LOS PELIGROS OCULTOS DE INTERNET |
Rodrigo Sandoval Almazán. Unv. Autónoma Edo.
México
(Rev. Moraleja)./ Cuando Mathew Broderick protagonizó la
cinta "Juegos de Guerra" (War Games) hace unos años no se
imaginó que la tecnología que usó hoy
llegara a nuestras manos y cada hogar pudiera acceder a ella.
Con su enorme computadora que abarcaba gran parte de la
habitación, su teléfono -que aún marcaba con
el dedo- el muchacho pudo entrar a las computadoras del
Pentágono, y provocar una conflagración
mundial.
Precisamente, Internet se inició como una forma de
comunicación entre las fuerzas armadas norteamericanas.
Más como un mecanismo eficiente que como una herramienta
para apoyar la civilización moderna. Hoy en día,
una vez que ha ocurrido la caída del Muro de Berlín
y que las potencias sólo se interesan por pelearse los
mercados y no derrumbar sus propios gobiernos, la era de Internet
ha llegado a los hogares.
La introducción en la UNAM por parte de los
astrónomos y actualmente la explosión del Web, las
Home-pages, y otros tantos aditamentos especiales nos acercan
más a esta tecnología para "avanzar" más en
un mundo interconectado. Sin embargo, al igual que en la cinta
de Broderick tiene sus riesgos, y estas notas sólo apuntan
a unos cuantos, porque la red apenas está llegando a
nuestras manos, por lo tanto, podría haber más
riesgos en el futuro que los aquí analizados. Van entonces
las primeras aproximaciones a los peligros ocultos de
Internet.
1.- La información. Son tres los riesgos que
por
ahora se ven en este aspecto; uno de ellos es el mar de
información a que se tiene acceso cuando entramos a la
red; bien se dice que "navegamos" por la red. Es tanta la
información a la que se puede tener acceso que nos
convertimos fácilmente en barcos sin vela.
Si no sabemos con exactitud a donde queremos llegar, y
cómo podemos llegar sólo navegaremos sin rumbo y
el sistema -la red- nos parecerá inútil. Es decir,
tenemos mucha información, pero por el corto tiempo de que
disponemos para buscarla no podemos acceder a ella. Entonces:
¿para qué sirve Internet?, ¿sólo para
enviar correo electrónico? ...
Un segundo riesgo de la información que encontramos
en Internet, es que nos convertimos en "consumidores" de
información y no en "productores" de ella. Como buenos
mexicanos, sacamos todo lo que podemos, pero no hacemos un uso
inteligente y racional de la información disponible en la
red. Aquí el problema radica esencialmente en nuestra
falta de conocimientos para investigar con profundidad un tema.
Carecemos de una mentalidad inquisitiva que de manera ordenada
nos permita clasificar la información y extraer lo que nos
parezca más importante para nuestra vida, ya sea
profesional o académica.
Es cierto que en la red hay millones de usuarios y otros
tantos millones de documentados disponibles, pero para que exista
un intercambio real de información también nosotros
tenemos que producirla, y por ahí nos falta mucho
todavía.
El tercer riesgo relativo a la información se deriva
un poco del anterior. Al consumir información
¿sabemos lo que consumimos? Es decir, de ahora en adelante
lo que se diga en la red puede ser "la verdad" (o ya lo es). La
manipulación de la información dentro de la red
puede generar desinformación o control y dominio sobre los
diversos habitantes del mundo. Es decir, la red se convierte en
otro medio de comunicación que bien puede dar a conocer
un rumor o una buena noticia, porque en ninguno de los dos casos
tenemos modo de comprobar los hechos.
En tal sentido, la red de redes puede convertirse en otro
instrumento de dominación social que controle actitudes,
voluntades y hasta la educación de muchos millones de
seres en todo el mundo al mismo tiempo.
Pero eso no es todo, entre más información
tenemos, disponemos de menos tiempo para analizarla
cuidadosamente. Es verdad que podemos tener archivos y discos
llenos de ella, no obstante, no la leemos, sino la reflexionamos
tratando de hacerla nuestra no le sacamos el mayor provecho.
¿Reflexionar la información de la red?
Suena absurdo para algunos, pero es la mejor manera de
aprovechar la red de redes.
2.- La deshumanización. En cierto sentido la red
nos
acerca a más seres del mundo. Seres desconocidos,
inciertos, que no tienen rostro sino letras y números que
conforman su clave de acceso o su correo electrónico. Pero
no los conocemos. Jamás los hemos tratado y no sabemos
siquiera qué apariencia tienen; quizás esto
último se solucione cuando podamos acceder a las
teleconferencias que nos mostrarán las imágenes de
nuestros interlocutores, pero por ahora nos siguen resultando
desconocidos.
El proceso de aprender a utilizar la red requiere de tiempo
de pantalla. Tiempo del que no todos disponemos para pasamos
varias horas mirando un monitor a colores. Para muchas personas
-
como para mí- es una inversión a largo plazo, un
momento que podemos aprovechar para aprender a usar y
después, una vez conocido su uso, estaremos en la mejor
disposición de extraer sólo la información
que necesitamos. Sin embargo, ¿qué sucede con
nuestras relaciones humanas?, ¿en dónde quedó
el tiempo dedicado a la familia, al estudio, a la lectura de un
buen libro?
Se perdieron. Tristemente, la pantalla parece querer
sustituir todo eso. Y en el futuro poder trabajar en casa, sin
tener que dar la cara al jefe o al subalterno. Y si no nos
gustó su cara, apagar la pantalla, silenciarlo con un
click en algún icono en pantalla, y eso será todo.
Más información menos humanidad.
En este sentido, el ingreso a la red también nos hace
más dependientes de la máquina de lo que ya somos.
Si antes pasaba tres horas frente a la pantalla y el frío
teclado, hoy tendrá que ocupar seis, y quizás hasta
ocho en lo que aprende a manejar toda la paquetería y el
programa para navegar por la red. En efecto Internet tiene sus
ventajas, pero también sus desventajas.
Otra reflexión en torno a la deshumanización
es que acceder a la red, es meternos en un submundo. Algo
así como a otra dimensión de la que tanto se habla,
porque puede encontrar desde anuncios, hasta personas. Es como
salir a la calle y andar por donde uno quiere, tal vez por los
barrios bajos o bien, por las altas esferas del poder buscando
un archivo secreto. Submundo, bajo mundo, otro mundo, palabras
que tal vez nos suenen extrañas ahora, pero dentro de la
red, verá que hace su propia conexión a la tierra
incógnita.
La última reflexión. Este submundo
también es tierra de nadie; no hay ley que prohíba
dar alguna información ni que la limite, nada. Ni
policías electrónicos o gendarmes investigadores
del Email. Nada. Somos forajidos montados en corceles
metálicos que van descubriendo por sí mismos
tierras inhóspitas. En el futuro Internet se
requerirá regular, normar sus actividades y establecer al
menos lineamientos básicos, si no se quiere que este
desorden mundial crezca y se convierta en un caos
electrónico imparable y peligroso.
La regulación seguramente será difícil
porque la red es internacional. No hay lugar donde no pueda
meterse, hasta en su casa, departamento u oficina, cualquier
humano con los recursos necesarios puede acceder a ella.
¿Cómo regularla? Tarea extraña, compleja, un
reto más para la humanidad, pero ahí tiene lo que
le ocurrió a Broderick, dejó novia, madre, no
comía, no dormía, y finalmente se metió en
problemas: simples peligros de Internet.